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✍🏼 Por José Luis Toral, papá y responsable comercial de Lactarum (https://www.linkedin.com/in/joseluistoralsdv/ )

Hace un tiempo, mi pareja y yo tomamos una decisión difícil.

La pandemia había afectado nuestra economía y, aunque como emprendedores teníamos la ventaja de estar más presentes en casa, llegó el momento de priorizar la estabilidad. Volví al mundo corporativo con un rol comercial exigente: viajes frecuentes, reuniones extensas, fines de semana fuera. Una nueva rutina.

  • Al principio no fue sencillo. Los días se volvían más largos y las interacciones en casa, más distantes. Comenzamos a extrañar lo simple: los desayunos compartidos, los paseos tranquilos, las conversaciones antes de dormir.

    Fue entonces cuando comprendí algo fundamental:
    Conciliar trabajo y crianza no es solo estar presente. Es sostener.
    Y para sostener, se necesita una red.

    Una red de apoyo que:

  • Entienda que criar es una responsabilidad compartida.
  • Cuide el bienestar emocional de las familias.
  • Y acompañe desde el lugar donde más tiempo pasamos: el trabajo.

Crianza y liderazgo: más parecidos de lo que parecen
Criar a nuestros hijos implica enseñar, escuchar, motivar.
En el ámbito laboral, no es tan diferente: acompañar a un equipo también significa formar, cuidar, contener.

Un buen líder, como una figura presente en casa:

  • Guía sin imponer.
  • Brinda recursos y estructura.
  • Genera confianza y escucha activa.

Y, sobre todo, entiende que el bienestar —ya sea en una familia o en una organización— no se construye en solitario.

¿Qué pueden hacer las empresas para ser parte de esa red?

Mucho más de lo que se cree.
Contar con políticas de bienestar laboral no es un lujo, es una necesidad.
Especialmente cuando hablamos de lactancia y trabajo, existen medidas concretas que pueden marcar una gran diferencia:

  1. Implementar módulos de lactancia o salas privadas para la extracción de leche materna.
  2. Garantizar el cumplimiento de la hora de lactancia, según establece la norma de lactancia materna.
  3. Capacitar sobre el adecuado almacenamiento de leche materna en entornos laborales.
  4. Diseñar un programa de lactancia materna que acompañe desde el embarazo hasta el regreso al trabajo.

Pero también es clave que las políticas de cuidado no recaigan exclusivamente en las madres.
La corresponsabilidad empieza por ampliar el enfoque:

  • Respetar y promover la licencia de paternidad.
  • Otorgar permisos para que madres y padres puedan asistir a consultas, actos escolares o urgencias.
  • Incluir charlas sobre paternidad activa y cuidado compartido.
  • Promover políticas corporativas de maternidad y paternidad equitativas, que fomenten una cultura donde el cuidado es una tarea de todos.

Cuando estas acciones dejan de ser excepcionales y se integran como parte de la cultura organizacional, el cambio se vuelve real.

Donde hay red, hay resiliencia

En casa, aprendimos a adaptarnos.
A priorizar la calidad por encima de la cantidad.
A entender que lo valioso no siempre se mide en horas, sino en presencia real.

En el entorno laboral sucede lo mismo:
Los equipos prosperan cuando hay coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Cuando el liderazgo se ejerce con empatía.
Cuando las empresas se preocupan no solo por los resultados, sino también por el bienestar de las personas que los hacen posibles.

Hoy más que nunca estoy convencido de que ser padre, ser líder o ser parte de un equipo tiene algo en común: significa estar disponibles, construir vínculos y formar redes que cuidan.

Y tú, ¿cómo estás construyendo tu red de apoyo?