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¿Te has preguntado que lecciones dejará la pandemia a las empresas en el ámbito laboral?

A raíz de la emergencia sanitaria la humanidad está viviendo el mayor desafío al ver alterada su “normalidad”, las empresas se han quedado sin poder alojar a sus colaboradores en sus instalaciones y los trabajadores se han quedado en casa, algunos con trabajo y otros en el desempleo. Empresas y personas están en una batalla contra el tiempo para reinventar sus formas de trabajo, roles, hábitos, habilidades, rutinas, horarios, funciones e ingresos.
En medio de este escenario, la crisis ha dado lugar a la “flexibilidad laboral” de manera abrupta, y muchas empresas la han adoptado sin contar con una experiencia previa. El teletrabajo, la jornada parcial y la jornada compartida son algunos ejemplos. Estas figuras de trabajo son maravillosos recursos, tanto para las organizaciones, como para los trabajadores, ya que traen grandes beneficios como un mayor equilibrio entre la vida personal y laboral, mayor productividad, eficiencias económicas, menor impacto ambiental, fidelidad con la empresa, entre otros.
Sin embargo, todo cambio social demanda un tiempo de adaptación y gestión del mismo entre los actores involucrados, así como generar ciertas condiciones favorables para asegurar su exitosa aceptación y funcionamiento. Caso contrario, los colaboradores podrían experimentar síntomas como: falta de adaptación, conexión digital excesiva, comunicación poco efectiva, micromanagement, caída en la productividad y aparición de riesgos psicosociales.

¿Cuáles son esas cuatro tendencias pospandemia de las que estamos hablando?

1. TeletrabajoTambién conocido como trabajo remoto o home office, cuenta en Ecuador con una normativa que lo apalanca desde el 2016. Antes de la pandemia eran pocas las empresas que habían apostado por esta modalidad laboral, siendo la mayoría multinacionales.
El teletrabajo reactivo que estamos viviendo, quizás no muestra todas las bondades que normalmente trae, al verse afectado por circunstancias atípicas, jornadas interrumpidas o excesivamente largas. Las empresas deben implantar una cultura y las condiciones adecuadas para el teletrabajo, de las cuales destaco al menos tres: 1) gestión por objetivos para todos los niveles jerárquicos de la organización, 2) gestión del cambio para teletrabajadores y sus equipos, 3) herramientas tecnológicas para verdaderamente tener la oficina en el ordenador o el celular.
Indudablemente, el teletrabajo será una tendencia en nuestro país, quizás se lo practique mayoritariamente de manera parcial, es decir, solo algunos días a la semana y las empresas tendrán el reto de ordenar y madurar este proceso para asegurar niveles de productividad sostenible y bienestar en sus colaboradores.
2. Jornada parcialEs la reducción de la jornada laboral y se la podría aplicar de manera temporal o permanente. Se aplicó en España en la crisis de 2008 para evitar la pérdida de empleos.
3. Jornada compartidaDos personas comparten una jornada (4 horas cada una). Es importante que cada una tenga objetivos de desempeño, comunicación fluida y coordinada.
4. Adopción de nuevas formas de trabajo y desarrollo de soft skillsMetodologías de trabajo distintas como el intraemprendimiento (emprendedores dentro de la empresa), trabajo colaborativo, asignación a proyectos (tradicionalmente la asignación es a un área de trabajo), equipos multidisciplinarios y estructuras más planas marcarán la velocidad en la capacidad de respuesta y la calidad del servicio en las empresas. Implementar estas metodologías fortalecen procesos de mejora continua e innovación “bottom – up” para la empresa, es decir, fomentan la participación desde las bases con las personas que ejecutan el trabajo, que conocen al cliente y manejan los procesos.
Para los colaboradores que vivan estas experiencias de trabajo su potencial de empleabilidad se incrementará, así como su capacidad de emprender. Desarrollarán soft skills altamente valorados en tiempos de rápida adaptación y cambio constante como la autonomía, autogestión, tolerancia al fracaso y flexibilidad.
Hoy el mercado laboral de nuestro país tiene la oportunidad de adoptar buenas prácticas laborales, que se han aplicado exitosamente a nivel mundial y deben ser parte de la “Propuesta de Valor al Empleado” (PVE) entendido como el conjunto de beneficios que la organización brinda a su gente durante el ciclo de vida del colaborador en la empresa desde el primer contacto, hasta que termina su relación laboral.
Finalmente, las empresas que trabajen en su Marca Empleadora, que es su reputación y posicionamiento frente al mercado laboral, serán las ganadoras de esta crisis porque fidelizarán a su capital humano y atraerán al mejor talento.